lunes, junio 16, 2008

El socialismo en Cuba y Gallup

El pasado 23 de mayo el Comandante Fidel Castro, en una de sus habituales reflexiones, retomaba resultados de una encuesta realizada por Gallup sobre acceso a la educación en diferentes países y continentes. Puede decirse que el mundo pudo enterarse de la existencia de esa encuesta gracias a ese artículo de Fidel, porque difícilmente ninguna información favorable a Cuba puede aparecer en los grandes medios, y resulta que los datos arrojados por esa encuesta lo eran en grado sumo.


En este comentario quisiera llamar la atención sobre algunos sondeos realizados recientemente en Cuba por esa encuestadora estadounidense, sobre la cual nadie podría tener sospechas de ser de “izquierda” o cosa semejante, ni mucho menos. Paradójicamente, algunas entidades gringas como la CIA o Gallup arrojan datos que desmienten -sin quererlo- los ríos de propaganda y desinformación habituales contra Cuba. Más aún, lo que sostengo es que esos datos sugieren exactamente lo contrario de lo que algunas mentes calenturientas imaginan sobre el futuro cubano: Que en la isla -tal como lo preveía su constitución- lo que ha habido es simplemente un cambio de gobierno pero dentro del mismo sistema.


Gallup se regodea porque su encuesta reflejaría una “profunda insatisfacción (de los cubanos) por su falta de libertad personal”, pero reconoce sin embargo que “los datos también sugieren que cualesquier cambios probablemente tendrán lugar dentro del sistema político existente”. Pero, ¿cuál es la realidad? En ese sondeo, un 49% de los cubanos aprobaban su gobierno, mientras sólo un 39% no. Otros datos no dejan dudas sobre su preferencia político-ideológica: el 78% y 69% consideraba como rasgos de los cubanos el ser “justos” e “igualitarios” respectivamente. Por último, un 59% aprobaba el gobierno chino y otro 56% el venezolano, mientras un escaso 14% lo hacía con el estadounidense.


¿Por qué los cubanos en su mayoría -tal como hemos visto- apoyan el socialismo? Los datos proporcionados por Gallup, que fueron los citados por Fidel en su artículo, son contundentes y no dejan dudas sobre las razones. En una región y en un planeta donde la educación está lejos de llegar a todos, el 98% declaraba que en Cuba ella es accesible para todos independientemente de su situación económica, un 96% que los niños del país pueden realmente aprender y crecer, un 78% estaba satisfecho con los colegios en sus comunidades, y para un “impresionante” 60% la calidad de la educación supera la de otros países. Por último, el 93% piensa que los niños en el país son tratados con dignidad y respeto.


Finalmente, hay que anotar que si esos sondeos -realizados en septiembre de 2006- tienen algún margen de error, es en el sentido que en Cuba el apoyo al socialismo es mayor al que esos mismos números de hecho ya indican, porque se basan de una muestra de 1000 residentes de La Habana y Santiago -las dos mayores ciudades-, y hay evidencias del histórico mayor apoyo a la revolución en las áreas rurales.


Ciertamente, algunos datos de Gallup y otras entidades occidentales son muy provechosas para por ejemplo quienes consideran que las elecciones en Cuba socialista siempre han sido una farsa: Posiblemente empiecen a reconsiderar esa opinión, porque precisamente otra cosa que muestran a las claras los datos de la encuestadora estadounidense es que el sistema político cubano goza de un elevado nivel de legitimidad social y política. ¿Y un sistema legitimado necesita montar elecciones fraudulentas?


Fuentes:


Fidel Castro, "Las ideas inmortales de Martí", http://www.juventudrebelde.cu/cuba/2008-05-23/las-ideas-inmortales-de-marti/


"Just One in Four Urban Cubans Satisfied With Personal Freedoms", http://www.gallup.com/poll/25915/Just-One-Four-Urban-Cubans-Satisfied-Personal-Freedoms.aspx


"Latin Americans See Barriers to Educational Opportunity", http://www.gallup.com/poll/106780/Latin-Americans-See-Barriers-Educational-Opportunity.aspx


"Urban Cubans Optimistic About Schools, Not About Work", http://www.gallup.com/poll/25942/Urban-Cubans-Optimistic-About-Schools-About-Work.aspx

miércoles, junio 11, 2008

Para comprender la Revolución Bolivariana

La docente y periodista argentina Telma Luzzani acaba de publicar en Buenos Aires -la capital argentina- su libro Venezuela y la revolución: Escenarios de la era bolivariana (Capital Intelectual, 2008, 110 págs.). A diferencia de los grandes medios de comunicación de Falsimedia en muchos países, dedicados casi totalmente al ataque contra el presidente venezolano Hugo Chávez, el énfasis en este libro no es la figura del líder bolivariano, sino la propia historia de Venezuela, cuyo análisis es lo que puede permitir comprender los orígenes , irrupción, desarrollo y logros de la Revolución Bolivariana, y el papel del actual presidente venezolano en todo el proceso. Esa perspectiva es la más adecuada, porque como bien dice Luzzani refiriéndose a esos medios: “Atacando a Chávez lo que se busca en realidad es desacreditar sus políticas, muchas de las cuales han tocado los más profundos intereses de las clases dirigentes venezolanas y de las multinacionales del petróleo.” (pág. 12)


Ese propósito lo realiza la autora mediante los cinco capítulos cortos del texto, que se presentan organizados en forma temática pero linealmente desde el punto de vista temporal. De esa manera el análisis histórico lo retrotrae desde el derrocamiento del gobierno constitucional de Rómulo Gallegos hacia mediados de siglo, pasando por la dictadura de Pérez Jiménez, el llamado Pacto de Punto Fijo, la actividad política desarrollada por Chávez en el seno del ejército desde 1977, la insurrección popular del Caracazo, y el proceso de llegada al poder de Chávez, seguidos de estos primeros nueve intensos años de Revolución Bolivariana. Gran parte del libro se dedica a los intentos de la oposición golpista por aplastar la revolución, surgidos ante todo luego de la expedición de las Leyes Habilitantes de 2001 -que mostraban que las intenciones de Chávez eran reales y no mera demagogia populista-, y a la forma cómo el proceso revolucionario se profundizaba y salía cada vez más fortalecido en cada coyuntura. Sendos capítulos destacan la nueva constitución (profundamente democrática y según la autora, innovadora en ciertos aspectos), las numerosas Misiones de logros inocultables, y todo un entramado militar y geoestratégico que ha venido levantando Chávez para garantizar la supervivencia de la revolución.


Esta organización de los contenidos sustenta varios de los méritos del libro. Por un lado, y aunque no se lo haya propuesto explícitamente, la rápida sinopsis histórica nos recuerda algunos de los momentos y personajes más nefastos de la historia contemporánea venezolana, como Pérez Jiménez, Carlos Andrés Pérez y Jaime Lusinchi, lo que en contraste con los nueve años de gobierno bolivariano, no deja dudas de que Chávez ha sido el mejor gobernante del país “en cien años” como recién comentara públicamente el presidente brasileño Lula.


No pocas informaciones proporcionadas en este pequeño libro además de dramáticas son de indudable utilidad para comprender y defender el proceso revolucionario. No es nada casual que de ellas nunca se haga mención en Falsimedia. Algunos de esos hechos son los siguientes: Las gestiones de Chávez dentro de la OPEP fueron fundamentales para la revalorización de los precios del crudo, que tan solo entre 1998-2003 triplicó su cotización. En 1981 por cada dólar ingresado por exportación de hidrocarburos 71 centavos iban al Estado. En cambio en 2000, ya sólo le entraban 39. Producto de la “apertura petrolera” (privatización) de 18 años de PDVSA, se fugaban US$500 millones cada año en la segunda mitad de los 90's. Entre 1974-2000 la fuga de capitales al exterior se calcula en 80-100.000 millones de dólares. Por último, el mayor ingreso fiscal petrolero se logró en 1974: 40%, y no con Chávez como pretenden hacer creer los grandes medios de comunicación. En 2003 sólo alcanzó un 27% del récord histórico de 1974.


En fin, el libro tiene el mérito de poner el tema al alcance de un círculo de lectores relativamente amplio. Aunque el texto no es propiamente “chavista” o apologético (lejos de ello, en él son frecuentes los comentarios críticos de la revolución y sus logros), no hay duda que leyéndolo sus lectores podrán comprender los por qué del entusiasta respaldo popular de la Revolución Bolivariana, así como las motivaciones del odio visceral de los sectores altos y algunos medios de la sociedad venezolana hacia el mismo.


En el texto no faltan por supuesto los errores. Por ejemplo, no es cierto que la constitución de 1999 fuera la primera en el mundo en contemplar la revocatoria de funcionarios por sus electores. En Cuba no sólo lo contempla su constitución sino que es una práctica real. Como vacíos -o temas cuya inclusión hubiese sido importante- podemos mencionar: el “socialismo del siglo XXI”, la reciente fundación del PSUV, y la ambiciosa política ferroviaria (que contrasta con la ausencia de la misma en casi todo el resto del continente). También se debe entender que se trata de una introducción al tema; de hecho gran parte del libro se fundamenta sólo en el texto compilado por el economista español Juan Torres López, Venezuela, a contracorriente, publicado en 2006.


Libros como éste de Telma Luzzani deberían ser ampliamente publicados y difundidos en otros países de nuestra América Latina, como armas imprescindibles en la Batalla de Ideas por el socialismo y la misma supervivencia de la humanidad.